Para reflexionar sobre el impacto en las empresas públicas por la no aportación, durante el ejercicio 2012, a planes de pensiones de empleo o contratos de seguro colectivos para la pensión privada de jubilación, la asociación de Empresas Locales de Interés General, ELIGE, organizó el pasado 15 de febrero 2012 una sesión monográfica y fui invitado a dar mi ponencia por sus consecuencias actuariales en ambos instrumentos de previsión social.
Cuanto más aleatoria es la información, mayor es la dimensión y, por consiguiente, más difícil de resumir todos los elementos de su conjunto. Es por ello que en épocas de esplendor los riesgos no suelen ser bien calculados. La detección del riesgo como la evitación del mismo no se resuelve en nuestra parte pensante, sino en la parte emocional. Prevalece la sensación de que es fácil recuperar lo perdido y con creces. Por el contrario, en épocas de crisis los riesgos son mejor calculados. La buena estrategia de defensa es aquella que se centra en las amenazas y los beneficios de un suceso cuando tiene lugar.
Si razonar es discurrir de modo ordenado las ideas en la mente para llegar a una conclusión, la comprensión instantánea de no aportar por la pensión privada de jubilación, sin más, será todo lo contrario de una toma de decisión estratégica correcta para las empresas públicas. Será indispensable sostener un método crítico que disuelva todas las consecuencias actuariales para poder financiar correctamente sus pensiones privadas.
Si se quiere un fin deben quererse también los medios. Así pues, para beneficiar a las empresas públicas de un sistema de pensiones privado vivo, dinámico e innovador, se debe aceptar la necesidad de trabajar en cuantificar la relación entre aportación para la contingencia de jubilación y su pensión, también en hablar con los representantes de los trabajadores para modificar las especificaciones del plan de pensiones, estudiar los contratos de seguro colectivos para que se adecuen a los compromisos por pensiones asumidos con los trabajadores, contabilizar correctamente sus obligaciones por pensiones privadas y, de modo especial, trabajar en evaluar la nueva jubilación anticipada voluntaria a los 63 años para todos los trabajadores que acrediten 33 años de cotización, que entrará en vigor el 1 de enero de 2013. Únicamente recordando que no estamos bien dotados todavía para la previsión, se podrá reforzar el trabajo en el año 2012 para cumplir con los objetivos.
El proceso de aprendizaje no constituye un proceso acumulativo o repetitivo, sino una eliminación de errores y, en España, el trabajo ya realizado para instrumentar los compromisos por pensiones asumidos por las empresas, ha de servir para volver a trabajar en instrumentar los nuevos compromisos por la jubilación anticipada voluntaria a los 63 años, sino, también, definir los compromisos por pensiones a la jubilación, si es la jubilación ordinaria, si es la jubilación a los 65 años o si es la jubilación anticipada. La financiación de la pensión privada de jubilación lo será en su totalidad si previamente se ha cuantificado actuarialmente sus aportaciones periódicas.
El estilo deductivo esconde la lucha y oculta la aventura. El trabajo es la lucha y la aventura, de modo simétrico, en identificar la naturaleza de las obligaciones empresariales por pensiones privadas, para comprender la relación de orden entre aportación y prestación, asesorados por actuarios de seguros cualificados e independientes, con el fin de acertar en las conclusiones. La continuidad en el trabajo, ese ir sumando y sumando, día a día, va a permitir, de modo significativo, adecuar los planes de pensiones y contratos de seguro colectivos de las empresas públicas, no únicamente al marco legal vigente, sino, también, a la intencionalidad de las empresas y los representantes de los trabajadores.
El actuario y economista Jaume Quibus es DEA de economía financiera y contabilidad, Licenciado en Ciencias Actuariales y Financieras , Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona y PDD en IESE-Universidad de Navarra. Miembro titular de las siguientes asociaciones: Instituto de Actuarios Españoles, Col·legi d´Actuaris de Catalunya, Col·legi d'economistes de Catalunya, International Actuarial Association, Associació Catalana de Comptabilidad i Direcció y también del Alumni de IESE. Socio fundador en 1998 de la sociedad profesional actuarial Quibus, miembro titular con el número 6 de sociedades en el Col.legi d'Actuaris de Catalunya.